martes, 7 de agosto de 2007

LA DEMOCRACIA FRENTE AL TERRORISMO

Víctor Soler junto con Ignacio Astarloa, uno de los ponentes del curso

El pasado mes de julio tuve la ocasión de acudir como participante a la 4º edición del Campus Faes. Éste se articula en torno a cuatro cursos que organiza la fundación Faes en Navacerrada (Madrid) y se convierte en un hervidero de ideas respecto a los temas que están siendo objeto de atención por parte de la opinión pública.

Siempre es un placer asistir a este tipo de cursos, máxime cuando su organización corre a cargo de la fundación referente en el marco ideológico del centro reformista y liberal. Máxime también, cuando el tema en torno al cual giraban las ponencias, era uno de tan triste actualidad como es “la democracia frente al terrorismo”, y fundamentalmente cuando entre los ponentes, se encontraban políticos de capital importancia en el tema como Jaime Mayor Oreja (ex ministro de Interior), Ignacio Astarloa o especialistas en la materia entre los que cabe destacar Jon Juaristi, Yonah Alexander o Fernando Londoño (ex ministro de Colombia), entre otros.

Debo recalcar la alta calidad de los participantes que me acompañaron en el curso, ya que se encontraban diputados de CCAA, alcaldes, diplomáticos y dirigentes de NNGG de toda España.

Retomando algunos de los argumentos que allí se debatieron, me gustaría destacar algunas ideas clave, que no pretenden ser la panacea a este complejo problema, pero que sí se han demostrado como las más eficientes a tenor de lo ocurrido tanto en España como en el contexto internacional:

- Firmeza del Estado de derecho; recordemos que sólo hace tres años y medio era el Gobierno quien llevaba la iniciativa política, ETA retrocedía en todos sus ámbitos, así el mito de la invencibilidad de la banda se desvanecía. La política contumaz de apaciguamiento se ha demostrado inútil.

- No claudicación ante un chantaje vil, ni ante treguas trampas que en último término buscan reconocer a una banda de delincuentes como interlocutor válido.

- Unidad de los demócratas frente a los asesinos, pero siempre atendiendo a criterios ética y moralmente aceptables.

- Transparencia de la información por parte del ejecutivo hacia el resto de partidos políticos, proscribiendo cualquier actividad subterránea. Se trata tan sólo de aplicar toda la fuerza de la ley, perfeccionando los sistemas operativos.

- Evitar la perversión del lenguaje y la mentira que se esconde tras la utilización de algunas palabras. Un ejemplo claro es el llamado neosocialismo latinoamericano que no es otra cosa que una red clientelar de droga disfrazada de movimiento político. Y en nuestro país, entre otros, la desgraciada declaración de Zapatero llamando “accidentes” a atentados terroristas, incurriendo a mi modo de ver en una suerte de felonía.

Como no podía ser de otro modo, el tema se ha analizado no sólo desde una perspectiva nacional, sino internacional, atendiendo a las ya no tan nuevas amenazas de terrorismo global, fundamentalmente de corte islamista radical en una nueva yihad hacia el mundo occidental.

No puedo finalizar este artículo sin hacer mención al que para la sociedad española y especialmente para NNGG es un símbolo, un mito. Él, pagó con su vida el odio irracional y visceral de unos asesinos. Poco hay de humano en esas personas que arrebataron la vida a Miguel Ángel Blanco. Nosotros, siempre le recordaremos; ha sido, es y será el símbolo de la lucha de las nuevas generaciones de demócratas contra el terrorismo. Y es que España necesita de líderes con principios morales sólidos, que respondan de forma eficiente ante cualquier amenaza para el Estado. Ya hemos visto a que punto nos ha conducido el yoismo de Zapatero. No podemos ni debemos ceder ante coacciones de los asesinos, aunque sólo sea por responsabilidad histórica, aunque sólo sea por eso.